Cuando decides dar el paso y comenzar un proyecto o emprendimiento, es natural sentir emoción y entusiasmo. Sin embargo, uno de los errores más comunes que cometemos es lanzarnos sin la preparación adecuada, sin estudiar lo suficiente o sin contar con el apoyo de personas calificadas. Aprendí esto por experiencia propia y quiero compartir algunas lecciones clave que pueden ayudarte a comenzar tu proyecto de la mejor manera posible.
A veces, nos dejamos llevar por el precio al buscar asesoría o apoyo, creyendo que lo más caro es siempre lo mejor. Sin embargo, lo más importante es encontrar a alguien que realmente conecte con tus ideas y entienda lo que quieres plasmar en tu proyecto.
Por ejemplo, cuando decidí crear mi página web, tuve que pagar dos veces. La primera vez contraté a alguien que, aunque técnicamente competente, no logró captar lo que quería transmitir. Sentí que la web no reflejaba mi esencia ni mis objetivos. Finalmente, encontré a alguien que sí entendió mi visión y trabajó conmigo para dar vida a mis ideas. Esta experiencia me enseñó la importancia de invertir en personas que compartan tu visión, más allá del precio.
Uno de los puntos más importantes al iniciar un proyecto es hacerlo bien desde el principio. Esto significa cuidar todos los detalles, desde la calidad de las fotos hasta la plataforma que elijas para tu negocio. Asegúrate de que sea amigable, fácil de entender y que te permita tener control sobre ella para que puedas manejarla de forma eficiente.
Cuando lances tu proyecto, dedica tiempo a planificar aspectos clave como:
Fotos de calidad: La primera impresión cuenta, y las imágenes que utilices serán parte de esa primera impresión. Invierte en buenas fotografías que transmitan la esencia de tu marca.
Claridad en el mensaje: Sé directo sobre lo que ofreces y a quién te diriges. Un mensaje confuso puede alejar a posibles clientes.
Plataformas amigables y comprensibles: Asegúrate de que cualquier plataforma que utilices, ya sea un sitio web o una red social, sea fácil de navegar y que tú mismo puedas dominarla para manejarla sin complicaciones.
Como perfeccionista, una de las lecciones más difíciles que he tenido que aprender es respetar los tiempos de lanzamiento de mis proyectos. Muchas veces queremos que todo sea perfecto antes de lanzar, pero esperar a la perfección puede retrasar el proceso indefinidamente. He aprendido a lanzar mis proyectos lo más cercano posible al producto final, incluso si no está completamente terminado.
Por ejemplo, cuando lancé mi curso Gerencia/Managers como parte de mi programa de entrenamiento para la parte administrativa de oficinas dentales: Dental Practice Efficiency Program, no esperé a que todas las lecciones estuvieran listas. El curso consta de 10 lecciones, pero al momento del lanzamiento tenía 5 o 6 completamente preparadas. Decidí lanzar el curso en la fecha programada y continuar perfeccionando las lecciones restantes sobre la marcha. Esta estrategia me permitió avanzar y cumplir con mis plazos sin sentir que estaba sacrificando calidad.
De la misma manera, con mi página web, respeté la fecha de lanzamiento prevista aunque algunas secciones, como el blog, no estaban aún habilitadas. Posteriormente, esas partes fueron integradas, pero el sitio ya estaba en funcionamiento y cumpliendo su propósito.
A Veces, Menos es Más
Otro aprendizaje valioso que quiero compartir es que muchas veces nos complicamos buscando crear algo impresionante o altamente estructurado, pero la realidad es que lo más sencillo puede ser lo más efectivo. Un ejemplo claro fue la creación de mi agenda Enfócate. Inicialmente, la diseñé en un formato trimestral y la imprimía en casa, encuadernando cada ejemplar por mi cuenta. Aunque el resultado fue espectacular, este proceso requería una enorme cantidad de tiempo, ya que cada dos meses debía repetirlo.
Después de reflexionar junto a mi equipo, decidimos simplificar el proceso y adoptar un formato más eficiente. Así, lanzamos una versión digital que nos permitió llegar a muchas más personas, y también optamos por una versión impresa, pero realizada por un proveedor externo. Esta decisión no solo nos ahorró tiempo, sino que también mejoró la calidad y la distribución de la agenda.
Otro aspecto fundamental que aprendí durante mi proceso es la importancia de saber delegar. No podemos hacerlo todo nosotros mismos, y cuando delegas eres más productivo.
Mientras trabajaba en el curso Gerencia/Managers, todo el material de apoyo: plantillas, descargables etc. estaba en inglés y necesitaba traducirlo al español. En lugar de dedicar horas a esa tarea, se la delegué a una persona de mi equipo. De esta manera, pude enfocarme en la creación de las lecciones y los contenidos, optimizando el tiempo y asegurando que todo estuviera listo a tiempo.
Delegar aquellas tareas que te consumen mucho tiempo o que no son tu fortaleza te permite avanzar de manera más eficiente y enfocarte en las áreas donde puedes aportar más valor.
En todo este proceso, me apoyé en mis estrategias de diseño estratégico de modelo de negocios, enfocándome en cómo mi negocio crea, entrega y captura valor de manera sostenible. Me aseguré de que cada componente estuviera alineado con mis objetivos a largo plazo. Además, cuento con un equipo de colaboradores especializados en áreas clave como redes sociales, diseño web, marketing, marca personal e imagen. Cada uno aporta su experiencia para optimizar cada aspecto del proyecto.
Lo más importante es que sí es posible. Con planificación, asesoría adecuada y un enfoque claro, puedes alcanzar tus metas y llevar tu proyecto al siguiente nivel. No temas adaptarte, simplificar cuando sea necesario y mantenerte flexible en el camino. Lo importante es dar ese primer paso, aprender del proceso y seguir avanzando hacia tus sueños.
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