top of page

Master en Mano y Vida en Orden: Cómo Logré Todo Sin Perder el Rumbo"


Obtener la distinción de MAADOM (Máster en la American Association of Dental Office Managers) fue uno de los mayores retos en mi vida profesional, pero también una de las experiencias más enriquecedoras. Como Office Manager a tiempo completo en una oficina dental, mientras equilibraba mi vida familiar como madre y esposa, sabía que la clave para alcanzar este objetivo radicaba en tres pilares: organización, enfoque y disciplina.


Sabía que para lograr algo tan grande, necesitaba una planificación meticulosa. Al inicio de cada semana, me tomaba un tiempo para reflexionar y organizar mis días. Esto no solo me ayudaba a tener claridad sobre las tareas prioritarias, sino que también me brindaba la oportunidad de dividir objetivos grandes en pasos más pequeños y manejables. El simple hecho de ver mi progreso a lo largo del tiempo me mantenía motivada y enfocada.


En este proceso, mi agenda "Enfócate" fue una herramienta clave. Me ayudaba a planificar mis días, establecer metas semanales y monitorear mi progreso. Tener un sistema que me permitiera organizar mis horas de estudio y trabajo sin perder de vista mis responsabilidades personales fue fundamental.

En este proceso, descubrí la importancia de eliminar las distracciones. Con el teléfono en modo avión y las notificaciones desactivadas, me aseguraba de tener bloques de tiempo ininterrumpidos para estudiar o trabajar. Esta técnica, junto con la implementación de rutinas de estudio a primera hora de la mañana y última hora de la noche, me ayudó a aprovechar mejor mi tiempo sin interferir con mis responsabilidades diarias.


Otra técnica valiosa que implementé fue la técnica Pomodoro, que consiste en trabajar en intervalos de 25 minutos, seguidos de breves descansos. Este enfoque no solo aumentó mi productividad, sino que me permitió mantener la energía y la concentración en sesiones de estudio más largas. Con el tiempo, estas pequeñas estrategias se convirtieron en hábitos que reforzaban mi disciplina diaria.


Sin embargo, más allá de la organización y la productividad, fue la disciplina lo que realmente me ayudó a mantenerme constante. Había días difíciles, días en los que el cansancio o las múltiples responsabilidades parecían excusas válidas para posponer el estudio. Pero en esos momentos, siempre me recordaba por qué había comenzado. Sabía que cada sacrificio, cada esfuerzo extra, me acercaba un paso más a mi meta.


El apoyo de mi familia también fue crucial. Aunque no tengo hijos pequeños, mi rol como madre y esposa seguía demandando tiempo y energía. Saber que mi familia entendía la importancia de lo que estaba persiguiendo y que me apoyaban durante todo el proceso fue una bendición. Ese apoyo me ayudó a mantener el equilibrio entre mi vida personal y profesional, y me dio la fuerza para seguir adelante en los días más complicados.


Los fines de semana, lejos de ser un tiempo de descanso, los aprovechaba para avanzar en mis estudios. Esos días se convirtieron en oportunidades clave para profundizar en los temas más complejos y revisar mi progreso, ajustando metas y replanificando según fuera necesario.


Al final, obtener la distinción de MAADOM no solo fue un logro profesional, sino una prueba de que con la combinación adecuada de organización, enfoque y disciplina, es posible alcanzar cualquier meta, sin importar cuán exigente sea tu vida personal o laboral.


Si estás persiguiendo un objetivo importante, ya sea en tu carrera o en cualquier otro aspecto de tu vida, quiero decirte que es posible.








Rossemary



Comments


bottom of page