Hay una idea errónea que muchas veces nos enseñan: que para dar un gran paso en la vida, debemos esperar a estar completamente seguros, confiados y sin miedo. Pero la realidad es que ese momento de "cero miedo" casi nunca llega.
El miedo no desaparece porque estamos enfrentando algo nuevo o desconocido. El miedo está ahí porque nos importa lo que estamos haciendo, porque sabemos que el resultado podría tener un impacto significativo. Y eso está bien. No se trata de eliminar el miedo; se trata de actuar a pesar de él.
Hace un tiempo, enfrenté una decisión importante en mi vida profesional. Tenía una idea clara de lo que quería hacer, pero los "¿y si?" no me dejaban en paz. ¿Y si fracaso? ¿Y si las cosas no salen como espero? ¿Y si me arrepiento? Era abrumador. Me repetía a mí misma que primero debía sentirme más preparada, más segura, más lista... pero ese momento no llegaba.
Entonces, escuché esta frase: 'No tengas miedo', es 'hazlo con miedo.'" Fue como si una luz se encendiera en mi mente. Me di cuenta de que estaba esperando algo imposible: que el miedo desapareciera antes de actuar. Pero ¿qué pasaría si, en lugar de luchar contra ese miedo, simplemente lo aceptara como parte del proceso?
Así que lo hice. Con miedo, con dudas, con la voz interior diciéndome que tal vez no funcionaría, di el primer paso. ¿Fue fácil? No. ¿Me equivoqué? Muchas veces. Pero lo que descubrí es que actuar con miedo es mucho más valiente que quedarse paralizado esperando a que todo sea perfecto.
El miedo tiene una mala reputación, pero puede ser un gran maestro. Nos mantiene alerta, nos empuja a prepararnos mejor y, sobre todo, nos recuerda que estamos fuera de nuestra zona de confort, donde realmente sucede el crecimiento.
Piénsalo: cada gran logro que has tenido probablemente comenzó con una dosis de miedo. Tal vez fue tu primer día en un nuevo trabajo, una conversación difícil que tuviste que enfrentar, o incluso la decisión de perseguir un sueño que parecía imposible. El miedo estuvo ahí, pero tú también.
La clave no es ignorar el miedo ni intentar eliminarlo. La clave es llevarlo contigo, como un compañero incómodo pero necesario. Con cada paso que damos, el miedo pierde un poco de su poder, hasta que miramos atrás y nos damos cuenta de todo lo que hemos logrado a pesar de él.
Si hoy tienes algo en mente que quieres hacer pero el miedo te detiene, recuerda esto: no tienes que esperar a sentirte listo o a que el miedo desaparezca.
Hazlo con miedo. Da ese primer paso, y luego el siguiente. El crecimiento y el aprendizaje están del otro lado de ese temor.
Al final, no se trata de vivir sin miedo. Se trata de no dejar que el miedo decida por ti.
Comments