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"Ese Mono No Es Tuyo”

Es saludable y necesario aprender a decir "no." Muchas veces, nos encontramos atrapados en el deseo de quedar bien con los demás, poniendo las necesidades de otros por delante de las nuestras. Esto no significa que debamos ser egoístas o carecer de empatía, sino que necesitamos priorizarnos y establecer límites claros.

En mi experiencia, yo solía decir "sí" cada vez que alguien me pedía ayuda: ya fuera para organizar un evento, asistir en tareas del trabajo que no eran mi responsabilidad o asumir encargos familiares, como ayudar con el emprendimiento de mi hija que es pastry chef. Siempre decía que sí, sin importar las obligaciones pendientes o los sacrificios personales que implicara. En muchas ocasiones, incluso comprometía a mi familia para cumplir los compromisos que había adquirido. Esto me llevaba a madrugar, acostarme tarde o sacrificar mi tiempo de descanso para poder terminar las tareas que realmente eran mi responsabilidad.

Con el tiempo, me di cuenta de que decir "no" no es malo. Me costó bastante trabajo interiorizar esta lección, pero aprendí que no siempre tenemos que estar disponibles. Ayudar es positivo, pero no si compromete nuestro bienestar o el de nuestro entorno. Es importante saber hasta dónde podemos ayudar sin sobrecargarnos ni asumir responsabilidades que no nos corresponden.

Hace años, en un curso de manejo del tiempo, me enseñaron un ejercicio que me ayudó mucho a visualizar esto. Imagínate un mono sentado en los hombros de la persona que te está pidiendo ayuda. Este mono representa la tarea o el compromiso que te están solicitando. Cuando te preguntan "¿Me puedes ayudar?", ese mono comienza a pasar una pata a tu hombro. A medida que te comprometes, el mono va pasando más patas, hasta que, finalmente, está completamente en tu hombro. En ese momento, esa tarea deja de ser responsabilidad de la otra persona y se convierte en tuya.

La clave está en identificar qué monos te pertenecen y cuáles no. No tienes que cargar con todos los monos que otros te ofrezcan. La próxima vez que alguien te solicite una ayuda que no es tu responsabilidad, piensa en el ejercicio del mono, y te aseguro que hasta vas a visualizar a un pequeño monito pasando la pata hacia tu hombro... y probablemente te vas a sonreír. Aquellos que me conocen o han trabajado conmigo seguramente me han escuchado decir en más de una ocasión: “Ese mono no es mío.”

Aprender a decir "no" es un acto de autocuidado y de respeto hacia nuestro tiempo. Nos permite enfocarnos en nuestras prioridades y liberar nuestra energía para lo que realmente importa. Y recuerda: está bien decir "no" cuando es necesario. No siempre tienes que cargar con el mono de los demás.


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